Bienvenido

Hola a todos los lectores fantasmas; anteriormente este blog estaba dedicado a otros fines, pero a sabiendas de que una vez lanzado el proyecto nadie colaboró, y todo se fue llenando de cosas personales, entonces he cambiado la bienvenida. Ahora ago una explícita invitación: a la lectura de mis desgracias literarias, que a uno que otro han gustado y, de igual manera a la colaboración por medio de cometarios sobre las burradas que puedo poner.

Sin más que decir, les deseo que estén bien a todos, y que distribuyan el link si les ha gustado lo que encuentran aquí

sábado, 11 de octubre de 2008

Calíope Muerta

Con las alas de cera me puse a volar para compartir la suerte del vástago de Dédalo. Lo peor es que la Muerte otra vez no me quiso y, sólo quedé maltrecho de mi suicidio fallido. ------------------------------------------------------------------- Yace Calíope envenenada con el rose de los dedos, yace la musa con la cicuta del efímero eterno. Sembrada en la noche le di belladona en exceso. --------------------------------------------------------------------- Revivirla, ¿para qué revivirla? Habría que enterrarla o cremarla; esparcirla en el viento. Encerrarla en una barrica que se vuelva vino con sabor a nostalgia. Vino sabor a muerta poesía. ---------------------------------------------------------------------- Talvez guarde un poco de sus cenizas para sazonar con amargor la dulce vida. Que se enfríe la llama que nada calienta – ¡pero cómo quema!-. Que arda en su frío pues no tengo lágrimas que la puedan apagar. ----------------------------------------------------------------------- Debería asfixiarla con cigarros; sobredosis de nicotina, asegurarme de que esté muerta y que bien muerta se quede, que no regrese, ni en fotos ni en pintura. ------------------------------------------------------------------------ Por eso habré de enterrarla en un ataúd de letras y palabras, adornar con caricias y besos marchitos el epitafio sin nombre de la tumba desconocida. ------------------------------------------------------------------------ Pero antes de eso cubrir de gris indiferencia a su sentir. Para que así no pueda exhumarla. Colocarla bocabajo por si se quiere salir –como dicen los niños-. E incluso con eso… aun así, habría que soldarla con los eternos recuerdos. ------------------------------------------------------------------------ Calíope está muerta, y qué bueno; ya no seguirá creyendo –errada- que es el centro de mi universo. O el sol de mi día. Es cierto mi constante pensar en ella, pero también es cierto que la gente seguía muriendo o que a diario como. ----------------------------------------------------------------------- La velaré entre mis cinco velas embotelladas, con la corta vida que les queda, le acompañarán el luto que le guardo a mis cigarros, y brindando a su salud con un trago de mezcal, pediré a alguien que le lloré lo que yo no siento hacer. ------------------------------------------------------------------------- En la noche de insomnio que pierde su nombre, guardo su cuerpo inerte, le empaderaré junto con sus libros, y el tinto vino añejado. Con el barco de papel que pidió, pero que errado le ofrecí uno que pudiera navegar en la mar (y qué por eso despreció). ------------------------------------------------------------------------- Musa, estás muerta, muerta otra vez, y ojalá que así te quedes, que no haya quejas ni tentaciones, pero si algún día, se te ocurre regresar (como lo has hecho antes), ya sea en otras formas, otros aromas, en otros sabores… o en los mismo. Entonces con lo que quieras, como quieras y cuando quieras… vuélveme a buscar.

Bailamos

BAILAMOS, con las manos, con los dedos, con lo brazos. Bailamos con las sábanas y entre la luna. ********************************************************* Bailamos con el agua que me moja mi mojada boca. ********************************************************* Bailamos todos los días aun cuando estás sentada. ********************************************************* Bailamos con las charlas y los cigarros. Bailamos dormidos, tristes o enojados. ********************************************************* Bailamos como locos sin descanso. Bailamos hasta la muerte porque la música se acaba.

Dormida

Empiezo una sección poética en mis blogs, es momento de variar un poco y ahora que tengo la inspiración quiero poner estas cosas, sé que no hay muchos lectores y por lo tanto creo que no les importará mucho la toma de mi acción. ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ DORMIDA, quédate dormida sin despertar jamás; verdadera y cálida como lo has sido, Que el frío no se acerque a tus labios y el rubor no abandone tu tez. Quédate dormida./ ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ Dormida te puedo observar mejor, donde mis ojos que temiran, no sean motivo de agravios, donde mi tacto no sean espinas que lastiman tu lastimada piel. Dormida, quédate dormida, con la promesa de algún día despertar./ +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ Has de quedarte callada como la soledad y, respirando apasible el olvido de mí que te invade, que te recorre como la sangre por el cuerpo mientras yo sigo creyendo que entre sueñlos me piensas al menos una vez./ +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ Dormida, Bella Durmiente, te cubro de besos que no saben a hiel, y no recibo rechasos, ni reclamos, pues estás Dormida... Dormida con la promesa de nunca despertar./

domingo, 21 de septiembre de 2008

Luto

Este escrito está en los dos blogs, no sé qué sea, si alguien lo sabe por favor díganme.

Nuevamente te marchas musa, sé que existe la posibilidad de tu eterno retorno, talvez no igual, talvez sí. Brindo con humo el luto que me causa tu partida, alumbro ésta con cuatro velas en botellas de vino. La cera, no se marcha, se transforma, tú en cambio me eres incierta.

Ya no hay lágrimas, estoy seco, no hay sol en el día. Mi luna se ha escondido en la noche, todo se va: mi Soledad, mi Muerte. Me pregunto si habrá Fénix renacido de las cenizas. Generosa Vida, veo que en este momento no tienes alegrías que darme, me mandas sufrimiento.

Calíope, ¿dónde estás?, ¿qué no te das cuenta que te necesito? Tengo miedo, me siento desamparado y a la deriva, mis guías están muertos, entre muertos trozos de papel e infértil tinta. Incierto es todo, el teléfono ya no es placebo, dormir es lo más deseado: el sueño eterno, sin descanso.

Es ése el momento donde te encuentro, donde no te has ido; en el mundo onírico sigues compañera, amada, amante, madre, hija, pareja. Te encuentro ahí, plurifacial, deseable, bella como siempre, es único momento donde puedo retenerte, donde todo se vuelve perfecto, no hay tiempo: ni presente, ni pasado, ni mañana.

¿Dónde te has ido mi Hoguera?, ¿no sientes acaso mi frío, es que no ves que no sé andar a oscuras? Es claro que te marchas por tiempo indefinido, con tu partida llevas mi amada noche, por eso las madrugadas no son cálidas, todo está oscuro aún de día. Se fueron mis amantes poligámicas, a veces siento que ni yo sigo conmigo.

¿Qué podría hacer, más allá de despedir tu pureza entre blancas velas y humo de cigarros?, ¿esperabas a caso muecas alegres entre risas? Lo dije antes: no hay llanto, tampoco risas, me siento profundamente apático, ¿dónde estás Muerte?, ¿por qué me has abandonado? Ya no puedo sentir tus frágiles miembros en el viento, ni tus fríos dedos bajo las sábanas. Sin el beso nocturno que me infundía vida, comenzaré a envejecer.

Necesito tus nievos labios a mi lado, acostarme contigo, encamarnos, ¿será acaso que no me amas? Siempre habías sido distante, y alejada, ahora un muro más frío que el hielo nos separa, ya las letras no pueden alcanzarte en sus palabras, las frases ya no encuentran tus oídos para posarse. Muerte querida, si tantas cosas me has hurtado ¿por qué no hurtarme de una vez la vida?, te divierte la agonía de saberte perdida. Muerte al parecer muerta has quedado, por eso te velo con las 4 velas y el humo de mi cigarro.

sábado, 13 de septiembre de 2008

Aclaración

Qué vil fraude, mi blog dice que la tercera parte de "tu respuesta es..." fue puesta hace unos días, cosa que es mentira, la puse hoy, pero creo que el problema era mi falta de conocimiento sobre la funcionalidad de la página, pues el título lo tengo guardado desde el 31 de agosto pero sin contenido, así que este mensaje es sólo de aclaración y para que aparezca la actualización de mi página en mi otro blog al igual que el apartado de septiembre en el índice

domingo, 31 de agosto de 2008

TU RESPUESTA ES parte 3

Desperté como si nunca hubiera tomado veneno alguno, con las sábanas empapadas de sudor al igual que mi ropa, en mi mano no había nada, mi frasco con el precioso contenido se había esfumado, pensé que alguien pudiera haber entrado a mi habitación y llevárselo, pero el pestillo de la puerta estaba echado, talvez la receta había sido un sueño, el más hermoso sueño que jamás nadie había tenido, y probablemente que pudiera tener, talvez nunca habría encontrado hoja alguna que contuviera el secreto de la vida eterna y la fuente de la juventud, talvez Dios no querría que esto siquiera existiera y por eso todo en mi cabeza se esfumaba, y no puedo recordar los ingredientes correctos de cada poción, talvez estaba condenado a ser un mortal como todos... pero mi tristeza que poco a poco ahogaba mi ser, desapareció como las sombras de la noche al despuntar el alba en el instante que por accidente miré hacia un costado de la cama, pues ahí, se encontraba un frasco roto que había derramado su contenido, lo examiné detenidamente y por reflejo condicionado, una sonrisa de oreja a oreja se dibujó en mi rostro, cualquiera que me viera en ese momento diría que tenía una expresión maliciosa, lasciva, sombría, pero¿ qué saben ellos respecto a cómo me siento? Ellos no saben lo que yo sentía, no saben que esa era la expresión más pura que cualquier cuerpo humano podría mostrar, era una expresión inocente, de alegría, de felicidad, como la de un niño al que le es regalado un perrito, o le es dada la mejor de todas las sorpresas que le pudieran dar, mi expresión era así, tan natural como la sonrisa de un bebé, y todo esto se producía por que sabía que la fórmula no era un sueño, y que pese a estar regada en el piso de mi recamara, podía crearla nuevamente, hacer más no era ningún problema con las hojas guiándome. En ese momento el pánico me invadió, no sabía dónde estaban las hojas, dónde las había puesto, no las veía en la cama, o el escritorio, ni en el buró o el sillón, después de haberme tranquilizado se me ocurrió buscar en algún cajón (nada), atrás de los muebles (nada), debajo de la cama, ahí fue donde había encontrado mi personal mina de oro, la cual nunca compartiría con nadie, yo era el elegido a desafiar los designios divinos estipulados, era como Cristo, vencería a la muerte, y más importante aun, vencería a Dios.

Dejando el sueño de lado, me dispuse a crear más de la fantástica poción -o mejor dicho fantásticas pociones-, seguí mis recuerdos del sueño y viendo que de alguna manera sí podría probar la eficiencia de ambas sustancias, decidí experimentar con algunas criaturas de un tamaño relativamente considerable en donde pudiera ver resultados, compré un par de ratones árabes que son lo que se usan comúnmente en experimentos, cado uno de ellos distinto del otro para no tener que haber complicaciones en cuanto a saber cuál era el ratón de control y cuál el sujeto experimental.

Como era obvio, un ratón no tuvo acercamiento alguno a los brebajes mientras que el otro sí, para fines prácticos denominaré con la letra alfa(a) al ratón experimental, y con la letra beta (b) al ratón de control, y deberé advertir, que el sentido de los experimentos me llevó al hecho de que no bastaría un solo ratón b, y para no extenderme tanto, de una vez aclararé que cada vez que terminaba con un experimento, empezaba el otro con un nuevo b por razones que se sobreentienden.

Ante los ojos de la mayoría de las personas, las pruebas resultarían grotescas y morbosas, y sin embargo para mí todo era de una belleza inigualable, había dado a a en su alimento y bebida ambas pociones en una ocasión que para mi juicio eran más que necesarias, el primer experimento consistía en no comer, durante dos semanas guardé a a y a b en un lugar apartado donde no pudieran tener comida alguna, para ver cuánto tiempo podrían sobrevivir sin alimento, no sé cuánto fue lo que aguanto b sin comida, pero supongo que resultó una muerte de las más horribles que se pudieran hacer, el pobre ratón había sucumbido a sus impulsos biológicos primarios y se había comido su cola hasta donde más alcanzo, sus patas delanteras igualmente fueron testigos mudos del hambre, hasta que se comió parte de su vientre, siendo de esta manera como alcanzó su final -o por lo menos ese era mi deseo ante su pobre sufrimiento-, por el contrario a estaba como si nada, igual de tranquilo que como si hubiera sido ayer el momento de su encierro sin comida; estaba constatado, la comida no sería el punto débil del maravilloso elíxir.

La segunda prueba fue con veneno, no sin antes asegurarme que a no había dejado de lado sus tendencias naturales al alimento, le di comida, trozos de chocolate, pan, leche, queso, a lo que todo comió, dejé que descansara durante un par de días para tomar el veneno y dárselo a ambos ratones, éste sí estuve dispuesto a verlo. El clásico veneno para ratas estaba en sus recipientes de comida, b murió a los pocos minutos de haber comido, mientras que a chillaba de modo espantoso, se retorcía, se arrastraba, su agonía era enorme, tal como lo había sido para mí en mi doloroso sueño, y poco después, a cayó inerte, pensé que había muerto, pero sabía que sólo se había desmayado como me pasó a mí, a las pocas horas a se había recuperado, tomaba agua de su recipiente y comía el alimento que le había dado a cambio del veneno; todo era hermoso.

El siguiente experimento fue en agua, ahogando a los hermosos animales, llenando una pecera donde ponía una tapa para evitar que pudieran respirar sacando su cabeza a la superficie, la desesperación en b era evidente, nadaba y nadaba, roía -o por lo menos eso intentaba- los extremos de la pecera, se sumergía, se movía de un lado a otro, hasta que su cuerpo terminó convulsionándose para flotar en el último instante que precedía a la extinción de la llama de su vida; mientras tanto, a parecía estar conciente de la capacidad inmortal que ahora poseía; no sé si respiraba a través del agua, o si aguantaba el aire, o qué hacía, pero a nadaba y buceaba por toda la pecera, parecía un pez, parecía burlarse de la muerte (que siempre le había estado acechando), diciéndole a cada momento y con cada acto, que era invulnerable ante ella -la muerte-, sabía lo mismo que yo, no sé de qué forma o cómo, pero estaba conciente al igual que yo de su nuevo destino interminable.

sábado, 30 de agosto de 2008

TU RESPUESTA ES parte 2

Vaya tesoro raro que había encontrado, imaginaba las posibilidades de que estas cosas -las de la eterna juventud- fueran reales, todo lo que podría empezar a hacer sabiendo que no envejecería nunca, y había algo extra que se ponía como cereza en la cima del helado, una deliciosa cereza que trataba acerca de la imposibilidad de morir, porque cabe resaltar que el escrito podía dividirse en dos vertientes complementarias: por un lado se encontraba el secreto de la eterna juventud –unas cuatro páginas más o menos- y por el otro la inmortalidad del cuerpo –unas tres páginas-. Eso resultaba genial en todos los aspectos, sencillamente no tenía ningún tipo de belleza comparable con nada, no era el retrato de Dorian Gray que envejecía en el lugar de su dueño, ni la no-muerte sufriendo los estragos del tiempo, sino ambas, una mezcla perfecta de inmortalidad como la que se podía presentar en cualquier tipo de divinidad antigua, y todo se encontraba al alcance de mis mortales manos.

Obviamente la idea era de lo más tentadora, sin embargo existía un pequeño detalle que podía complicar el asunto: era simplemente un libro, algo que podía ser fantasía con mucha facilidad y más aún cuando se encontraba clasificado dentro de un género literario propio de lo irreal, bien podría ser un escrito al estilo Borges en que se mezclara la realidad con la ficción hasta algún punto en el que no se pudiera distinguir entre ambas. Pero la idea de que fuera real era mayor que las contradicciones que pudiera presentar o mejor dicho los contras que le pudiera encontrar cualquier persona.

Tomé –o mejor dicho arranqué- las hojas que contenían estos lingotes de oro literario de su morada dentro de un libro que se encontraba en la segunda fila del pasillo PB143-PD520 de la biblioteca escolar, un libro empastado en color café, no muy grueso, que tenía en letras doradas el nombre del libro -¡No entiendo por qué no puedo acordarme de nada!-, y la numeración PB134 A52; los nervios me ahogaban literalmente, incurría en una falta de índole moral y legislativa, cosa que nunca había hecho antes, estaba violando el mandamiento de ‘no robarás’, pero ¡qué importaba ya eso!, con lo que tenía en mi poder no podría ser alcanzado nunca por la justa mano de Dios para que me castigara por esa falla, aparte dudo mucho que a Él mismo le importara tanto que alguien cometiera el acto de robar pedazos de papel; así que sudando frío pero a su vez con la mayor naturalidad posible salí por la única salida de la biblioteca -y entrada al mismo tiempo-, por desgracia mi naturalidad no fue mucha y corrí hasta quedarme sin aliento, al llegar a medio patio principal voltee la vista sólo para descubrir lo que ya sabía, nadie me había seguido y esto era completamente natural pues, pese a mi abrupta huída las alarmas de cuando alguien sale con un libro no se activaron.

Recuerdo que ese día algo en mí cambió, por alguna extraña razón todos se veían más felices, el cielo se veía más claro, los sonidos eran más nítidos, los aromas más penetrantes, todo era más intenso para mis sentidos, era como si tuviera sentidos nuevos o como si volviera a nacer, de hecho creo que de alguna forma volví a nacer ese día después de haber tomado las hojas, y sin embargo, aunque así fuera, estaba seguro que ahora nunca me tendría que preocupar por morir, afortunadamente para mí, no se trataba de nada extravagante como ser vampiro y tener que beber sangre de por vida, odiaba la sangre y creo que una vida inmortal de esa manera delimitada a saborearla como único alimento por la eternidad no era nada que resultase atractivo bajo ningún punto de vista, con decir que la sola idea de pensar que el vino donde se remoja la Ostia, para comulgar, es la representación de la sangre de Cristo, me producía una especie de asco y nausea que me llevaba al borde del desmayo; no, la sangre no era nada agradable a la idea de la vida y juventud eternas.

Me fui temprano a mi hogar, quería poner a prueba la veracidad de los documentos que tenía en mano, y como era de esperarse no lo probé de forma inmediata en mí. Disculpen mi descortesía, no he mencionado nada del contenido a mayores rasgos del texto y sin embargo ya ando narrando las pruebas, permítanme enmendar mi error hablando un poco más de lo que hice al llegar a mi hogar para seguir con el orden cronológico del asunto, que los llevará a saber acerca de las cosas mencionadas.

Al llegar a mi casa saqué las hojas de la mochila y las extendí en el escritorio de mi habitación, primero que nada me percaté de que necesitaba ciertos materiales provenientes de la naturaleza, de fácil acceso –la mayoría de los ingredientes- en cualquier mercado con las personas que venden hierbas, plantas y raíces como el romero, jengibre, palo de muerto, y otras tantas que no recuerdo sus nombres, también la receta incluía unas cantidades bastante pequeñas de belladona y tila, en total se trataba de 7 ingredientes <<que no sé por qué me cuestan tanto trabajo recordar>>; pese a mis problemas de memoria tengo que seguir con la historia que nos concierne en estos momentos, no sé cuánto tiempo más tenga, así que trataré de ser breve sin excederme en explicaciones; como iba diciendo, los 7 ingredientes que se habían conseguido de forma relativamente sencilla, habían de ser machacados en un mortero o como decía en el recetario, un molcajete o un metate dependiendo de la cantidad que se quisiera elaborar, eran porciones iguales en volumen las que se debían mezclar, es decir, se trituraba hasta el polvo cada uno de los ingredientes, si el ingrediente era fresco y jugoso, se trituraba parcialmente y después se ponía a secar a la sombra durante el tiempo necesario para que se hiciera polvo y no una pasta extraña, los polvos se combinan en cantidades iguales como ya lo había dicho antes -excepto por la belladona que en altas cantidades podría haberme resultado mortal, de ésta sólo se usaba un tercio de la cantidad normal de cualquiera de los otros ingredientes-, había diversas formas de ingestión, inhalada, disuelta en algún líquido proveniente de un fruto natural, o en pizcas que iban del dedo a la boca; está era la fórmula de la eterna juventud, la cual no podía probar en otra persona que no fuera yo mismo.

Con mi decepción en la prueba de la primera fórmula, no vino el querer dejar que se extinguieran las ganas de probar la otra que era más fácil de poner en práctica con cualquier animal de vida corta. La segunda receta por otra parte, la de la vida eterna, era igualmente sencilla, y los ingredientes de igual manera eran fáciles de conseguir, sin embargo me siento terriblemente apenado por el no poder recordar ninguno de estos, lo único que puedo decir es que a diferencia de la primera receta, el resultado no era polvo, sino un líquido bastante peculiar de color verdoso.

Cuando logré obtener este maravilloso elíxir la alegría no me cabía en el cuerpo, transpiraba alegría por cada poro de mi ser, y embriagado por ésta, me dejé llevar hasta el cansancio, no hice nada más durante horas que admirar el líquido en el envase de vidrio que contenía la más preciable de todas las posesiones materiales que podría existir, hasta que me quedé dormido sin darme cuenta, recuerdo qué soñé, soñé como nunca lo había hecho antes, lo que veía en mis sueños era tan real como si estuviera despierto, sentía, veía, olía, escuchaba, todo de la misma forma que estando en vigilia, hasta llegué a dudar de que estuviera dormido y a decir verdad aún no encuentro nada que me confirme que no era así, excepto la extravagancia del sueño, el encontrarme en mi cama recostado al momento de despertar, y el frasco contenedor del líquido verde roto…

Soñaba, y era el sueño más hermoso que jamás nadie pudiera tener, tengo que admitir que era un sueño doloroso pero lo que al final reflejaba, lo hacia completamente bello; había creado ambas preparaciones y me disponía a probarlas, el elíxir de la juventud me daba la oportunidad de estar tal y como me encontraba en el momento de haberlo tomado, y de eso me di cuenta al romper el contenedor de la poción con la mano por mi excitación, como era de suponerse los vidrios rotos me hirieron la extremidad, pero a diferencia de la suposición anterior que era evidente, el sangrado duró un fragmento de nada en el tiempo; la cicatrización fue completamente inmediata, me di cuenta de las posibilidades que esto significaban, y asumiendo mi capacidad regeneradora de forma veloz, hice lo mismo con mi larga cabellera, la corte al ras, sólo para darme cuenta que poco después de tirar los cabellos, estos ya habían vuelto a crecer hasta donde lo tenía originalmente; me aventé desde un primer piso para ver que daño podía causarme la caída y el daño sólo fue dolor por unos instantes, podía sentir como mis huesos se recuperaban, me corte las muñecas con el agudo filo de una navaja y ni siquiera hubo sangrado, mi regeneración se volvía cada vez más rápida, al parecer nada podía hacerme daño; hice unas pruebas un poco más arriesgadas para confirmar mis sospechas, aguanté mi respiración lo más que pude y mejor me cansé de no respirar, pero yo, incrédulo de poseer tan magnífica capacidad, pensé que se debía a que respiraba sin darme cuenta de que lo hacía, así que metí la cabeza en una bolsa de plástico para seguir obteniendo el mismo resultado, una vez más lo intenté, ahora en una balde de agua ya que la bolsa podía dar pie a que tuviera alguna fuga por la cual pasara el aire, y descubrí lo mismo: no necesitaba respirar para vivir, no ahora, sin embargo sentía un dolor en el pecho producto de la no-respiración, así que decidí volver a hacerlo, total, resultaba más fácil esto que dejarlo de hacer; me pregunté si podría hacer lo mismo con dejar de comer, o de ir al baño, cosa que funcionó con lo primero y con lo segundo más o menos-(es decir, mis intestinos siguieron trabajando con la materia fecal que tenía guardada, al acabarse ésta, también contuve la necesidad que piden los intestinos y los esfínteres-, pues pude aguantar sin comer durante unas semanas, y también de defecar, así que creí cumplir mi cometido, pero el día que volví a comer, también volvieron las ganas de cagar; pensé en un balazo, y lo hice, primero en el pecho y después en la cabeza –tomando el arma de la casa que se encontraba en el despacho, en el segundo cajón del lado izquierdo del escritorio de mi padre-, en ambos casos, la bala a simple vista parecía rebotar, pero no era así, sino que era algo tan rápido que sólo conocía lo que en realidad pasaba porque lo sentía, la bala entraba y más rápido de lo que entraba, mi mismo cuerpo la sacaba y se regeneraba, no puedo negar que el dolor era completamente espantoso, pero la satisfacción que daba el saber que no moriría era aún mayor y por lo tanto estaba dispuesto a tolerarlo. Pensé en la mínima posibilidad de que como lo único que mi cuerpo aceptaba extra era el aire o la comida, por ahí pudiera encontrarse mi perdición, tomé un veneno y su antídoto para ingerirlos y así sacarme de toda duda –obviamente sólo bebí el veneno, el antídoto era como un seguro de vida por si me equivocaba en mi suposición-, y esa experiencia fue la más dolorosa que tuve con mi serie de experimentos, el antídoto fue inútil ya que el dolor junto con la sensación de quemado que se producía en mis entrañas fue tan extremo que caí desmayado, pero antes de quedar inconsciente me acerqué al recipiente del antídoto creyendo que ese momento sería mi fin a menos que lo tomara, sin embargo el dolor fue tal que sucumbí a él con la resignación de mi inminente deceso pensando en el castigo que Dios tendría preparado para mí por querer retar su designio de la muerte.

viernes, 29 de agosto de 2008

TU RESPUESTA ES

TU RESPUESTA ES...

“...todo se nubló, los ojos no proporcionaban ningún tipo de estímulo visual que el cerebro pudiera interpretar y decodificar como suele hacerlo normalmente, sabía que veía algo pues tenía los ojos descubiertos por los párpados además sentía la clásica irritación en el globo ocular producida por observar algo muy brillante, y sin embargo no se daba cuenta, la sensación de ceguera era algo nuevo para él –tal y como lo sería para cualquiera de ustedes si perdiera la vista de forma repentina- , luego el terror lo invadió aún más, notaba que la audición también la había perdido, así como cualquier otro sentido que poseyera su cuerpo aparentemente sin vida ya, en su mente empezó a tomar forma la idea de...”.

-¡No puede ser!, ¿qué más dice el texto?, ¿cómo es posible que así acabe la historia?, ¿estás seguro que no hay nada más? Vamos, busca, algo extra tiene que decir el escrito que encontraste, ¿dice el nombre del autor?, ¿cómo puede ser que sólo esté eso?, ¿dónde lo has hallado?, ¿en la biblioteca de la escuela, en unas hojas sueltas que salieron de un libro de cuentos de H. P. L.?, ¿y son del mismo tipo de letra que la del libro? Me lo imaginaba, no suena como nada escrito por él, de hecho ese no es su estilo, aparte es evidente que esas hojas no son, bajo ningún punto de vista, producidas por alguna imprenta, digo, las letras están hechas a mano, y se ven bastante viejas, no tienen título, ni nada que nos pueda proporcionar información acerca de quién las escribió. El último pedazo de esa hoja fue arrancado, y no sabemos si haya otras más, o dónde empiecen; dices que tienes alrededor de tres semanas de haberlas encontrado y también intetaste hallar más información, supongo que buscaste en Internet y preguntaste en la misma biblioteca, ¿y no has resuelto nada? A ver, déjame echarle un vistazo desde la primera página.

Sucedió hace unos pocos años, en mi época de estudiante de la media superior no era nadie fuera de lo común. Como todos, me dedicaba a estudiar en ratos y en otros ratos a divertirme... total, yo siempre he creído que la vida es demasiado corta como para malgastarla en cosas que no pudieran proporcionarme alguna clase de placer, o dicho en otras palabras, rehuía de cualquier forma a todo aquello que pudiera causarme sensaciones displacenteras, era un adolescente hedonista, y las probabilidades de morir se encontraban a la vuelta de la esquina, con cualquier conductor de transporte público o particular que se diera a la fuga después de arrollar a alguien para evitar el castigo impuesto por la ley –como si con eso pudiera deshascerse del castigo divino que le estuviera esperando al morir-; o un mal paso en las escaleras eléctricas del metro que me hiciera resbalar y desnucarme; talvez hasta en mi comida pudiera encontrar la muerte, tal y como le pasó al abuelo de Luis, que encontró el final con un grano de arroz atorado en su garganta que le hizo ahogarse –irónico diría yo, sobrevivió a los enfrentamientos armados de su época, para acabar de esta forma-, y la muerte no conforme con el peculiar suceso, se rió de la familia al hacerlo frente a la hija del señor, la cual aun siendo médico, se puso tan nerviosa que no pudo realizar una traqueotomía para así poder permitir la llegada de aire a sus pulmones.

La muerte podría estar aguardándome en algún sitio con mi nombre escrito en un letrero de cartón esperando recibirme como a cualquier persona en un aeropuerto. Por lo tanto lo único que cabía esperar era vivir de manera intensa, disfrutando cada momento que tuviera como si ése pudiera ser el último porque pese a mi creencia en Dios, no había nadie que me hubiera demostrado la existencia de algo más allá; más que nada mi creencia en esto ha sido una especie de esperanza ante la injusticia del mundo y, no la fe incondicional al Reino de los Cielos.

Aun con todo y mis creencias extrañas para la gente con la que me codeo, yo me había considerado un adolescente normal, pues gustaba de las fiestas y reuniones en la casa de alguno de mis amigos para ir a tomar, o el saltarme horas de clase para divertirme jugando fútbol, matando el tiempo con alguna chava o simplemente recostado en el patio de la escuela, de vez en cuando haciendo tareas y otro de vez en cuando leyendo para cumplir con alguna materia; fue con respecto a esto último que mi vida cambió, me refiero a que un día que me encontraba leyendo encontré una loca teoría que venía oculta bajo el género literario de ‘ciencia-ficción’, en ésta se hablaba sobre la inmortalidad corporal, algo completamente distinto a la visión convencional religiosa de la inmortalidad -pero del alma-, esa versión trillada desde hace muchas centurias no era algo que me llamara mucho la atención, pero el encontrar algo sobre la no-muerte del cuerpo era por completo desconcertante, y no exactamente por el tema a tratar sino por lo que decía –lamento no poder poner en estás líneas las palabras exactas que se han mencionado en ese libro, pues lo he perdido, y estoy seguro de que ha sido para siempre porque si no fuera así, no me estaría pasando lo que me está pasando en estos momentos, no estaría queriendo ser recordado sólo por mi escrito-, algo así de un ritual mágico muy diferente a los que se venden en las librerías dentro de las secciones que llevan el título de esotéricas <<es curioso, todo cuanto ha pasado desde el encuentro con este escrito ya cada vez es más borroso y menos legible en mi memoria, y sin embargo de forma irónica lo que pasó antes es tan claro como el agua, supongo que en algo tienen que estar conectadas estas cosas, aun así al irse él creo que también lo han hecho mis recuerdos>>, algo que no tenía que ver con los grimorios, ni la búsqueda del Santo Grial conteniente del elíxir de la vida, era algo más creíble, cuestiones que importaban a la rama de la herbolaria, era una especie de recetario tipo ‘hágalo usted mismo’ sobre cómo crear su propia agua proveniente de la fuente de la juventud o algo relacionado a eso, sabiduría milenaria de los pueblos mesoamericanos, incluso se podían apreciar dibujos de figuras que sólo había visto en códices.

Aviso

Hola a todos, les aviso que me tardaré un poquitop en publicar algo por la falta de tiempo debido a mis actividades académicas. Pero prometo seguir subiendo cosas, sé que no he puesto nada de Sandra y Érica, pronto continuaré con esa historia peromientras subiré cosas que ya he escrito, para que no se queden sin leer.

sábado, 23 de agosto de 2008

Pasiones parte 2

Las horas pasaron, hice un par de recorridos rutinarios más, saqué basuras, tiré las cenizas de los ceniceros, salí a la entrada, tallé la banqueta, rocié aromatizante en el lobby, en fin, todo lo que tenía que hacer, la aburrida rutina de siempre, únicamente observado por las fotos del Centro histórico a mediados de siglo o antes, incluso me dio tiempo de dormir un poco, hasta las 6.30 de la mañana. Me despertó mi compañero al llegar, no aguantaba el sueño, y aún me faltaban 8 horas para salir de mi turno, estaba muerto. Siempre era así, afortunadamente habiendo actividad el sueño desaparecía, alrededor de las 7.30 llegaba alguien para encargarse de los desayunos, nos pedía ayuda para ir por las cosas al otro hotel -propiedad del mismo dueño, por eso podían guarda las cosas de aquí, allá-. Después todo mejoraba, la actividad era más fluida, había más entradas, y por lo tanto más propinas. El modo de trabajar al haber otro bellboy cambiaba un poco, nos tocaba uno y uno -huéspedes-. Como a las 10 de la mañana alguno de los dos iba por algo de desayunar y comíamos en “la covacha”, el lugar donde llegábamos a cambiarnos y guardábamos nuestras cosas, esta vez le tocaba a mi compañero el ir, saqué de mi chaquetín dinero para que fuera a comprar unos ricos tacos de guisado, al darle el dinero me comentó sobre la limpieza de mi uniforme, y que me lo cambiara porque si no me podría regañar la ayudante del gerente; me preguntó si era sangre y en dónde me había manchado. No me había percatado… rememoré el enojo, el calor, la nariz. Eso me recordó lo de la noche y madrugada recién acontecida, y comencé a contarle lo que había pasado, (claro está que omitiendo algunos detalles). Me sugirió tener cuidado en involucrarme con alguna huésped porque había chismosos ahí que me podrían acusar, y que me acostumbrara a los ticos pues así eran todos los que él conocía. Después de eso se fue, pues ambos teníamos hambre, y yo me cambié el uniforme.

Así pasaron las horas, a la 1 p.m. salió la zorra del 314, me quedé embobado -nuevamente- al verla, pero sentía algo diferente en ella, aunque no podía saber qué era; la de recepción me pidió que fuera a ver al de la 302 y le preguntara si se quedaría puesto que la hora del check out estaba muy próxima, subí a toda prisa para poder ver a la provocadora mujer una vez más, toqué la puerta, estaba emparejada y se abrió.

Al asomarme estuve a punto de vomitar en ese momento, en la cama estaba degollado “el Tico” con mi navaja -la misma que le había prestado a ella-, la sangre había sido absorbida por el colchón, las cobijas, y la alfombra, el aroma era demasiado, corrí al baño del cuarto para dejar ir mis tacos por el desagüe pues no aguanté más, el calor de la habitación en estos días había hecho que el cuerpo apestara por la putrefacción; ahí estaba la gargantilla, eso era lo que le faltaba, tomé el teléfono del pasillo y me comuniqué a recepción, les pedí que detuvieran a la lasciva mujer pues después sería tarde, y llamaran a la policía. La detuvieron justo antes de entrar a un taxi, entre gritos y amenazas profesadas por lo que estaban haciéndole.

Ellos llegaron e hicieron las preguntas de rutina, aunque no hubo mucho que pudieran preguntar, todo era obvio, les comenté lo que había pasado: que habían discutido casi a punto de matarse, que yo le había prestado a ella mi navaja para que abriera sus maletas, que no me la había regresado, que la había escuchado estar en la habitación 302 después de mucho tiempo de haber discutido, estaba gimiendo, pero podría ser que no gimiera de placer sino por el esfuerzo para someterlo y después asesinarlo; los demás huéspedes cercanos a las habitaciones de ellos dos -“el Tico” y la belleza encarnada-, confirmaron lo de la discusión y otros más cercanos lo de los gemidos.

No sé qué pasó después, por algún motivo no me sentí a gusto trabajando ahí, ese mismo día renuncié, entregué mis cosas y unos días después fui por mi finiquito. Llegué a casa, le conté a mi madre todo lo que había pasado, y comprendió el porqué me salí; en la tarde poco antes de dormirme me puse a escribir en mi diario, donde tengo otras historias del hotel, lo que había pasado:

Querido diario, lo volví a hacer, esta vez fue un tico, el maldito era un avaro y me bajó la vieja a la que le estaba echando el ojo, sin embargo ambos tuvieron lo que se merecían. Como a la una de la mañana llegaron los dos, uno después del otro, fui a comprar unas cosas y ‘el Tico’ se puso a ofenderme, ése fue el primer error del muy estúpido, ella me defendía, y por eso me gustó, después discutieron, bajé a recepción, volví a subir en uno de los rondes nocturnos; estaban cogiendo, ése fue el segundo error de él y el primero de ella, tuve que bajar para que no se dieran cuenta de nada, en la tercera ocasión que subí, ella se estaba bañando, entré a su cuarto, tomé la navaja que le había prestado, tomé su gargantilla -protegiéndome las manos para no dejar huellas claro está-, entré a la habitación de él, estaba dormido, supongo que ni cuenta se dio de lo que le pasó, fui certero nuevamente, la práctica te hace hacer las cosas cada vez mejor, dejé mi navaja ahí, y la pieza de joyería también. Casi me descubre un amigo, encontró sangre en mi chaquetín, pero le dije que era mía, me piqué la nariz hasta conseguirlo para que el de recepción de la madrugada, viera que había sangrado por si acaso necesitaba una coartada, a demás de que así conseguí las llaves para abrir las habitaciones, pues los repuestos están cerca del baño para empleados, tras la recepción. ¿Sabes querido diario? Debo de controlarme más, esta vez lo intenté, pero ningún hijo de puta como ese cabrón me va a tratar de esa manera, y ninguna puta como ella me coquetea en vano, al menos esta vez, sólo maté a uno, la última hice que pareciera que ‘él’ fuera asesinado por ‘ella’ y ésta se suicidara…”

martes, 19 de agosto de 2008

Pasiones parte 1

Este texto es un relato de carácter diferente al de los de Sandra y Érica, a pesar de que no he terminado con el anterior, dejo éste para quien lo quiera leer, lo haré en dos partes y después (o antes de acabar) seguiré posteando sobre el otro. Sé que al principio puede tener su tedio, pero juzguen una ves leidas ambas partes. PASIONES Todo lugar tiene su historia, y en un hotel, las historias son tantas como huéspedes se han hospedado. Hace un tiempo, durante un caluroso verano, yo trabajaba en uno –de bellboy- en el centro de la ciudad, y ahí no sólo conocí algunas historias; incluso estuve relacionado en una de ellas… Mi labor era la de ser cubre turnos, empezaba el viernes en la noche y salía el sábado en la tarde. –dos turnos seguidos-, el domingo de en la tarde-noche, y los lunes mañana-tarde. Fue precisamente un viernes el suceso en cuestión, generalmente suelen trabajar dos bellboy por turno, excepto en el de la noche donde sólo es uno. Comúnmente es difícil sacar una buena lana en éste turno, casi no entra gente; como a la 1 de la mañana llegó un señor con acento sudamericano imposible de identificar para mí pues soy muy malo para esto, sin embargo después de subirlo a la habitación 302 –una habitación que da a la calle-, supe que era de Costa Rica, son los únicos clientes prepotentes que te dicen: esa ropa es muy cara, y la maleta es delicada; ustedes los mexicanos son muy mal hechos. Que después te dan un peso –literalmente hablando- de propina, y sienten que han dado una millonada. Al poco tiempo de subirlo, “el Tico” habló a la recepción para pedir que alguien fuera al 7/11; subí a la habitación a recoger el dinero para comprar sus cosas, al llegar al lobby, vi que entraba una mujer de aproximadamente unos 35 años, muy guapa, llevaba un vestido de noche color negro, con el escote a punto de infarto, el cabello suelto y bien planchado, los ojos eran cristales verdes que transportaban al que los mirara a la tierra del ensueño y la fantasía; estaba maquillada sutilmente, una sencilla gargantilla dorada adornaba su cuello (que parecía ser alguna aleación con oro), las arracadas también eran sencillos aros no muy gruesos que podía juzgar eran juego del objeto en su cuello. La representación física de la belleza entraba por la puerta esta noche; decidí posponer el encargo del 302 y llevar a la mujer a su habitación -314-, le mostré todo, comprobé el estado del cuarto y recibí una propina de 20 pesos, junto con una mirada lasciva. Agradecí y fui “volando” a comparar las cosas, para que al regresar mi propina fueran 50 centavos -vaya mentada de madre-, un regaño por la demora, y una amenaza por parte del tipo acerca de reportarme con el encargado del hotel al día siguiente. Tan fuerte gritaba el tipo que la mujer del 314 -a dos puertas del 302- salió a defenderme, no sabía qué hacer, por un lado me sentía enfadado con el extranjero, por otro embelesado con la dama, y al mismo tiempo me preocupaba que los demás huéspedes despertaran por el escándalo. Tratando de prevenir las quejas de los demás, les pedí que se pusieran a discutir dentro de una habitación, entraron a la de él, por fuera yo estaba escuchando lo que decían: él se quejaba de mi incompetencia, de los mexicanos en general, de lo flojos que somos, de lo gastadores, tiraba tanta mierda como podía, alternando lo general y lo particular – o sea yo-, mientras que ella cada vez que él decía algo contra mí sacaba las uñas y lo criticaba, cuando lo decía a todos –general-, ella respondía refiriéndose a todos los Costarricenses; estoy seguro de que poco faltaba para que se golpearan o tuviéramos que llamar a la policía para imponer control, pero no lo pude comprobar, el teléfono del pasillo comenzó a escucharse y eso quería decir que me necesitaban en la recepción. Seguro que hoy no era mi día, sólo dos huéspedes había subido y uno de ellos era un maldito avaro. El infeliz del 302, era una de las personas más petulantes que había conocido, pero no había mucho que pudiera hacer, la política del hotel era similar a la de un restaurante “el cliente siempre tiene la razón”. Mi molestia prácticamente desapareció unos instantes después ya que la chica del 314 mandó pedir que subiera, al llegar me solicitó -con una mirada insinuante y un tono de voz seductor- que le prestara una navaja para poder quitar los broches de seguridad que ponen en el aeropuerto a las maletas, bajé y subí lo más rápido que pude, se la di; me le quedaba viendo casi babeando, por su belleza, ella sólo me sonreía, de hecho, por andar distrayéndose conmigo, se cortó, dejó escapar un delicioso gemido, le ofrecí mi ayuda pero se negó, a punto estuve de insinuármele si no hubiera escuchado el teléfono sonar nuevamente. Castro (el señor de la recepción) me estaba regañando por segunda vez en el día debido a lo mismo: tardarme en las habitaciones. Mi puesto de trabajo era en el lobby, fungía de guardia de seguridad y bellboy. La noche estaba muerta, no había movimiento, así que decidí hacer mi ronda nocturna para “checar” que todo estuviera bien en el hotel, empecé por el 6° piso, y piso por piso verificaba las puertas, o revisaba basura, recogía los periódicos… al llegar al 3° pasé por la habitación 302, “el Tico” estaba cogiendo, no recordaba que entrara con alguien, y sólo había checado la habitación para una persona, en mi memoria no había la entrada de ninguna prostituta o mujer alguna al hotel después de ellos dos –la belleza encarnada y él-; y así era, reconocí al instante un gemido que se escapó de la habitación… era ella; el cabrón se estaba tirando a la preciosura del 314, lo envidié, lo odié, maldito hijo de puta, mísero avaro suertudo; el coraje se unió con el calor y me sangró la nariz, antes de mancharme tomé un trozo de papel de baño que llevaba en el bolsillo del chaquetín y me puse un tapón en la fosa izquierda, seguí mi recorrido llegué a la recepción, aún maldiciendo entre dientes, me quité el trozo de papel y me mojé la cara en el baño, ubicado atrás del “palomar” -así le llamamos al lugar donde guardan las llaves-. Un rato después me escabullí del recepcionista, y volví a ir al piso 3, si no podía hacer mía a la vieja, al menos escucharía como era poseída; la puerta del 302 estaba entreabierta, emparejada, la actividad había acabado, (maldije para mis adentros), me acerqué a la 314, la puerta también estaba emparejada, toqué; no hubo respuesta, levemente escuchaba la regadera, ella se estaba bañando, me adentré un poco, quería verla, pero la puerta del baño estaba cerrada, y el intentar forzar la puerta era demasiado arriesgado, me hubiera ocasionado problemas extra, eché un pequeño vistazo, su ropa se encontraba en la cama, también su gargantilla, justo a lado de sus seductoras bragas negras, semitranslúcidas, vi las maletas abiertas a un costado del ropero, dudé en tomarlas, no obtuve todo lo que quería, talvez en otra ocasión. Llevaba demasiado tiempo sin aparecer en la recepción, así que decidí marcharme, no quería un tercer regaño.

miércoles, 13 de agosto de 2008

Sandra y Érica parte 4

-¿Te depilas o eres lampiña? –dijo la sobrina mientras señalaba la entrepierna de su tía. -Antes me depilaba, ahora me rasuro, es más práctico, sobretodo porque me da flojera conseguir las banditas depiladoras. -Ah… y… ¿crees que podrías ayudarme a hacerlo? Es que me da miedo que me vaya a cortar o algo ¿Sí podrías o tiene algo de malo? –y todo esto lo decía con tal naturalidad como pena e inocencia. -Por supuesto que te ayudo, no veo que tenga nada de malo. Así la más joven se acercó a su tía y, a punto de llegar resbaló dándose un fuerte sentón. Sandra se acercó para auxiliarla y levantarle; preguntó por el estado de la mujercita, ella mencionó que le dolía una de las nalgas, y sentía un ligero ardor. La tía le indicó que se inclinara apoyándose en el fregadero de concreto y piedras de colores, para evitar así un nuevo desliz mientras echaba un vistazo. Apenada, escuchó de Sandra que se trataba únicamente de un ligero raspón; cuando estaba a punto de enderezarse, sintió un fugaz roce, seguido del chasquido obvio de un beso en la zona afectada, y una nalgadita; el acto la encendió demasiado, pero de todas formas no dejó ver a la tía la reacción que ésta le había provocado con el travieso ósculo. Voltearon una cubeta para que Érica pudiera sentarse, haciendo así más cómoda la afeitada. Empezó con un recorte del vello con unas tijeras, acto seguido, enjabonó el área con mucho cuidado, y de forma dulce, la tía despojó de los hilos castaño claro a su sobrina. Al finalizar, entre la ingle y el labio derecho, la huella de una ligera cortadita se hizo ver delatado por un poco de sangre; la mayor enjuagó a la pequeña mientras sutilmente jugaba con su vulva, pero la sangre aunque poca seguía saliendo. Lo que pasó después tomó por sorpresa a Érica, nunca se lo hubiera imaginado… Sin previo aviso Sandra se acercó a la zona en cuestión y tiernamente depositó sus labios entreabiertos para aprisionar la herida; al igual como si fuera una cortada en el dedo, succionó la sangre… mientras jugueteaba con su lengua en el área –todo sin mover los labios del lugar-; la mujercita se estremeció de placer, se humedeció más rápido que nunca antes y no pudo evitar que furtivamente se le escaparan silenciosos gemidos. La tía notó la excitación de la sobrina, percibió el aroma proveniente de los líquidos que se escabullían involuntariamente por la pequeña herida de placer que nunca cerrará…; mas tan de improvisto como había cercado los labios, también los retiró. -Parece que no sangra. Ahora a terminar con el baño que si no, nos quedaremos sin desayunar –y con una calurosa sonrisa continúo como si nada-. Así siguieron las cosas, como si nada, la ocasión no se volvió a repetir, la pequeña estaba desconcertada, el día de la ducha pareciera que su tía la deseaba, que se encontraba a punto de conseguirle, pero ahora, todo era como siempre, en ocasiones intentaba seducirla sutilmente mientras dormía, frotaba sus genitales en la pierna de ésta o viceversa, otras veces, hundía la cara en sus senos, pero siempre sin respuesta por parte de la mayor. Lo que Érica no sabía es que debido a ella, Sandra se cambiaba diariamente de ropa interior incluso si no se había bañado, o que cuando se duchaba era espiada y usada como objeto de masturbación, de la misma forma que ella lo hacía con su tía. Uno de tantos días casi al finalizar el periodo vacacional, Sandra no estaba, había salido de fiesta; para pasar el rato Érica miraba una película en la que una escena para adultos entre dos mujeres, la comenzaba poner cariñosa y, justo en el momento más candente la lluvia había hecho que se fuera la luz. Se sintió frustrada por la abrupta interrupción, pero inmediatamente se gestó la idea de masturbarse, no siempre tenía tan buena oportunidad pues en las noches era usual que su tía o su abuela estuvieran presentes; el tardarse en demasía en el baño podía delatarla, y ahora que hubo descubierto el placer de autosatisfacerse, no despreciaba cualquier oportunidad que tuviera; era demasiado temprano para que llegara Sandra, y si la abuela entraba a la habitación no podría descubrirle con semejante oscuridad. Así que se preparó, metióse bajo las cobijas… deslizó una mano por su rostro descubriendo partes más erógenas que otras, bajó por su cuello...

domingo, 10 de agosto de 2008

Sandra y Érica parte 3

El acto de la tía pilló desprevenida a Érica, haciéndola regresar del sueño hipnótico que había provocado la singular belleza de Sandra, el detonante del viaje con Morfeo fueron los pechos, es cierto que anteriormente la imagen sensual de los pechos cubiertos por la delgada tela prometían cierta magnificencia, pero ahora a la luz de la desnudez su imaginación le había quedado a deber; la curvatura de cada seno era un ejemplo de perfección, los pezones ligeramente más grandes que los suyos… ligeramente más oscuros. Su mente había viajado al mundo del ensueño, de la fantasía despierta, quería conocer el sabor a piel que en estos momentos únicamente vivía en las ideas, sentir con la lengua la tenue rugosidad de cada uno de ellos… pero antes de de poder conseguir más, la tía había retomado su atención hacía la vieja zotehuela donde se encontraban. Aún conservaba la ropa, su cordura pendía de las dos últimas prendas que le quedaban, por tanto no quería verse despojada de ellas; sin embargo la insistencia de Sandra se hacía notar con las palabras de: <<¡Vamos, apresúrate!>>. Su destino estaba sellado, no podría evitarlo, tenía que ser fuerte y sobreponerse, o… Rápidamente su mente ideó un plan, pero tan rápido como el plan había sido gestado su moral le golpeaba; dentro de ella una voz decía: << ¡No lo hagas! es tu tía, más que eso, es como si fuera tu propia hermana>>. Mas la voz, apresuradamente fue bajando el volumen hasta que pronto se convirtió en un zumbido, después silencio. Estaba decidido, tentaría a Sandra, el sello de la inocencia se carcomía y no había nada que se pudiera hacer para detenerlo. Hizo como si le doliera el pie, sentóse, en el piso mojado y se sobó durante unos momentos, Sandra no vio lo que le pasaba pues su sobrina estaba de espaldas. -Érica ¿estás bien? -Sí, es que creo que pisé algo ahorita y como que me lastimó. -Ah, bueno, pero ya apúrate que se hace tarde. -Sí, ya voy. Lo había conseguido, retomó la atención de la tía, aunque en realidad nunca la perdió; siguió de espaldas a la mayor sabiendo que la observaba, de pie, se flexionó por la cintura y de forma sensual bajó sus bragas para mostrar su juvenil trasero, su pequeño ano carente de vello y sus labios ligeramente más hinchados de lo normal. Un sutil brillo de humedad delataba su excitación; lentamente sacó un pie y después el otro, todo tan bien planeado para tentar a la tía con su criminal mente erótica. Sandra estaba petrificada, el calor en la cara le sofocaba cada vez más, ella no aguantaba más, agradecía a la suerte el que su sobrina estuviera de espaldas, comenzó a tocarse… jugaba con su clítoris, de forma violenta con una mano, mientras con la otra frotaba y apretaba sus senos. Empezó a desearse, no podría aguantar demasiado, necesitaba un orgasmo y lo necesitaba ya; Érica con su macabro juego de tentaciones se liberó de la forma más sutil el sujetador, incrementando la agonía de la tía por no poder llegar a su clímax… De pronto todo fue muy rápido: primero, Érica dijo con la voz más inocente y pícara posible “que sus lindos y pequeños pezones estaban duros por el frío”, en ese momento Sandra soltó un gemido que anunciaba su pronta culminación mientras se llevaba la mano a la boca para probar su propio sabor, mas la ingenua sobrina lo confundió con uno de dolor y, pensando en que algo le pudiera haber ocurrido a su tía se giró velozmente para preguntar por el estado de ésta. El miedo de ser descubierta cortó abruptamente ka excitación que se había apoderado de ella y, la pilló desprevenida con el dedo en la boca. -¿Te pasó algo tía? –preguntó con tono real de preocupación mientras señalaba en dirección de la mano con los dos dedos en la boca de Sandra. -Sí, sentí como si algo me hubiera picado, pero no tengo sangre ni nada y ya no me duele. No te preocupes y mejor apúrate, yo casi acabo y tú ni siquiera puedes terminar con la ropa. Mientras iba diciendo esto, el nervio y el temor iban desapareciendo, en su lugar se posaban el asombro y el deseo; su cuerpo era similar al de ella misma, es cierto, que aún había rastros de que le faltaba madurar (físicamente hablando), las caderas le ensancharían un poco más, lo senos, igual aflorarían una o dos tallas extras por mucho. Notó que no tenía mucho vello, y mientras pensaba en esto Érica le interrumpió con una pregunta de aire inocente.

viernes, 8 de agosto de 2008

Sandra y Érica parte 2

así que Érica salió de la habitación argumentando que iba a lavarse la cara y arreglarse para ir a desayunar, fue a la zotehuela y al pasarse las manos cerca de la cara percibió nuevamente el aroma, le dio curiosidad, las acercó poco a poco a su cara, inspirando lentamente, punteó el dedo en su lengua, lo empezó a meter un poco para identificar el sabor que era muy tenue, así que introdujo otro de sus dedos en la boca, pero antes de poder hacerlo por completo Sandra le estaba hablando; el corazón casi se le detiene, su tía notó lo sucedido y le preguntó lo que pasaba, pero Érica sólo dijo que la había sorprendido. -Muy bien Érica, pero no tienes tiempo suficiente para arreglarte, ya que no vamos a desayunar aquí, vamos a salir a comer algo y no quiero que vayas toda mugrosa, así que a bañarse, voy por las toallas, el jabón, el shampoo y lo demás… ah y por cierto, no tenemos tiempo ni para calentar el agua así que tendrá que ser con la que sale de llave. A Érica no le molestaba demasiado el tener que bañarse con el agua directamente del grifo, pero prefería calentarla un poco antes de sentirla, es cierto que la temperatura no era fría por completo, pero tampoco era siquiera tibia, dependía en gran medida de cómo estuviera el día, si era caluroso, el agua salía más cálida que si era un día nublado. -Muy bien, a bañarse, aquí están las cosas, no malgastes el acondicionador que ya queda muy poco. La sobrina no tuvo tiempo de reaccionar, el golpe fue tan inesperado que no pudo ni sonrojarse, a menos de dos pasos estaba Sandra completamente desnuda diciéndole que se quitara la ropa. Cuando reaccionó, el matiz de sus mejillas la hacía más atractiva de lo normal, la mirada tímida e inocente viendo a su tía de reojo era apabullante, era la definición encarnada de ternura y sensualidad, su rostro mostraba inocencia, pero sus ojos deseo, deseo que no sabía cómo ocultar. Lentamente mientras se deshacía de la ropa la miraba… de los pies a la cabeza, las piernas eran bastante más atractivas sin la ropa, notaba que estaba depilada… completamente depilada, la zona púbica no era la excepción, se quedó asombrada por ese detalle, pero su atención a la zona también era llamada por la ligera línea dibujada entre los pliegues de la piel y, el pequeño botón que se asomaba de forma traviesa. Al oír la voz de Sandra diciendo que se apurara continúo surcando silenciosamente el cuerpo de la tía, destellos lascivos en su mirada la delataban, la imaginación de la pequeña volaba libremente hasta lugares desconocidos, en el mundo del placer y el deseo, su cuerpo pedía el de ella, su clítoris pedía por lo menos la mano juguetona, su vagina le exigía un dedo, su… regresó a la zotehuela con una llamada de atención más enérgica por parte de Sandra. Ahora sólo estaba en roa interior, sus bragas de un color azul cielo, le entallaban perfectamente a sus no muy grandes nalgas pero también nada pequeñas, haciendo resaltar la pelvis, el monte de Venus, los labios vaginales saboreando la lencería. La tía se dio cuenta de eso, la mirada excitante descendió a esa línea hundida en los calzoncillos azules, empezaba a excitarse, la deseaba poco a poco y cada vez más, no podía esperar a que se quitara el resto de la ropa; que el sujetador liberara el tierno busto de la mujercita, imaginaba la forma de sus pezones, su color, el verdadero tamaño de estos, y mientras lo hacía se mordía discretamente el labio, colocó las manos atrás de ella como para sugerir rascarse la espalda, pero en realidad estaba acariciándose las nalgas, las recorría con sus uñas, y las apretaba en ciertos momentos, poco a poco, comenzó a llevar sus manos rumbo a su ano, los incitaba, rozaba su piel e intentaba bajar un poco más hacia el perineo para seguir estimulándose sin que se diera cuenta su sobrina, lo hacía lentamente pero mientras más tardaba más excitada se ponía, más incontenibles eran sus ansias, más… de pronto sin pensarlo tomó agua del balde, y la vertió sobre su cabeza, le dijo a su sobrina que se apresurara(…)

Sandra y Érica parte 1

Y ahí estaba Érica, la pequeña mujer de 15, Érica la de los extraños ojos joviales entre café y miel, la de los rubios sedosos, de sonrisa coqueta, la de figura bien definida pese a su edad, la pequeña tierna de la familia que disfrutaba de las vacaciones en casa de su abuela. Érica había llegado con su abuela dos semanas atrás, con la intención de descansar un poco. Había terminado la secundaria y ahora comenzaría a ir a la preparatoria, básicamente era la niña perfecta, siempre bien portada, siempre obediente, es más, ni siquiera le habían descubierto un novio pese a su juvenil belleza. Lo que más le gustaba a ella era la vieja tradición de pasar tiempo con su tía, iba cada vez que podía con su abuela para poder ver a Sandra, con quien la pasaba de maravilla desde que tenía memoria, a veces los fines de semana Sandra (de 24 años) llegaba ya entrada la noche por haberse ido de fiesta con sus amigos; a Érica no le importaba, generalmente cuando eso ocurría, Sandra la movía ligeramente de su cama para hacerse un espacio y le besaba de forma afectuosa la frente, se cobijaba y dormía abrazándola, ¡qué sensación tan reconfortante! Érica no tenía hermanos ni hermanas y al estar con su tía era como llenar el hueco que dejaba la falta de estos. En una de las tantas ocasiones en las que Sandra llegó de noche, lo había hecho con una amiga, así que le pidió a la sobrina se cambiara de lugar, de la cama al sillón del cuarto, para que se pudieran acostar su amiga, tanto era su sueño que cuando reaccionó unos minutos después no recordaba cómo había pasado de un lugar al otro, ni le importaba, estaba atenta… escuchando la respiración agitada de alguien en la cama, el inconfundible chasquido de los labios húmedos, pequeños gemidos, cautivantes suspiros. Aunque todos la consideraban una niña ingenua, en realidad estaba lo bastante grande como para saber lo que pasaba, pero para lo que no estaba preparada era para la reacción de su cuerpo, instintivamente se envolvió con sus propias manos en caricias resignadas, los roces con las yemas de sus dedos le producían un estremecimiento eléctrico desconocido para ella, en el abdomen tenía la extraña sensación similar a la del vértigo, el cosquilleo extraño de la excitación. Con los ojos cerrados imaginaba a su tía con quién sea que estuviera… se imaginaba con ella, sus dedos jugaban en sus labios y en su lengua, surcando lentamente su cuello, sus lindos pechos, jugando con sus rosas pezones los cuales se encontraban erectos, empezó a pellizcarlos poco a poco… aumentaba la fuerza y la velocidad; con la mano entera apretaba cada uno de sus senos… los estrujaba. Sin pensarlo y por error al rozar su vulva, comenzó a tocar su clítoris, sus otros labios, la sensación era maravillosa, era indescriptible el placer contenido durante todo ese tiempo, empezaba a acrecentarse, como si durante todo eso, la sensación hubiera estado inmóvil y retenida, pero al tocarse ésta comenzaba a ser liberada y a crecer; el pecho se le agitaba de forma violenta, la garganta estaba secándosele, no podía controlar sus gemidos, sus violentas exhaladas de aire (aaahhh!). Dejándose llevar encontró una forma de obtener más placer, deslizó un dedo en su húmeda vagina, sin resistencia alguna lo metía y lo sacaba, primero lentamente, luego más rápido (aaaahhhhh!), cada vez más rápido; dos dedos (AAHHH!), no podía controlarse sabía que la podría escuchar su tía pero no le importaba, su cuerpo estaba extasiado, y de repente cuando creyó que no podría más, algo dentro de ella estalló… contracciones, agitación, las descargas, todo aminoraba. Después del destello, su cuerpo quedó inerte, extasiado, sólo había éxtasis, se sentía más liviana que nunca, más relajada, tanto, que durmió intensamente. Al día siguiente la despertó su tía (pasaba por mucho de las doce), en el aire flotaba un aroma peculiar, se talló los ojos y descubrió que en sus manos también, sabía que se había sonrojado y, esperaba que su tía no se diera cuenta… al parecer no, ella sólo la observaba con una pequeña sonrisa, después de haberle dicho que era una floja, pues ya era tarde. Repentinamente se percató, en esos momentos Sandra estaba vestida con una blusa sin mangas de color blanco, no llevaba nada abajo, se lograba trasparentar sus pezones, más pequeños que los de Érica, pero un poco más oscuros, el cuerpo de Sandra era muy sensual, sus nalgas no eran en extremo grandes pero estaban bastante firmes y, se veían muy excitantes asomándose por debajo del pequeño short que usaba para dormir, su delgada cintura, sus senos no tan chicos pero bien formados, sus brazos ligeros ligeramente marcados, sus piernas torneadas, macizas; era muy bella, también la primera vez que la sobrina se daba cuenta de ello, le gustaba mucho, le atraía demasiado, incluso comenzó a sentir cómo se mojaba poco a poco, su entrepierna, mientras veía a su tía hacer la cama e inclinarse para acomodar las cobijas. Tuvo que hacer un esfuerzo casi sobre humano para evitar tocarse frente a ella, y más fue su mérito por contenerse una vez que Sandra la abrazaba, sentía sus pezones bastante duros frotándole, y su pelvis acercándose a la base de su espalda (pues la tía era un poco más alta que la sobrina)…

domingo, 3 de agosto de 2008

El charco

Para la ocasión en que algún incauto se atreva a leer estas cosas, le obsequio un cuentito. Entró en su departamento a la misma hora de siempre –no por nada el sobrenombre en su trabajo era “el Relojito”-, sólo que esta vez habría de romper su rutina, echó un vistazo rápido para confirmar que todo estaba en orden. A los veinte minutos regresó con Sandra, él estaba nervioso, era una nueva puta, y no estaba acostumbrado a nuevas experiencias, <tranquilo hombre> decía ella con una voz sensual y áspera, como detestaba él que lo calmaran; sin embargo la belleza de su nueva amante podía perdonarle lo que fuera.Después de la sucesión de gemidos fingidos y orgasmos, el Relojito se dirigía al baño como siempre; todo estaba cronometrado, había tardado los siete minutos que tenía que tardar, un minuto más en el baño, y dos para despedir a la puta que en esos momentos debía estarse cambiando. No fue así, la puta, seguía acostada, fumando, llenando todo el lugar con cenizas para inculparlo de su delito carnal, como si no fuera suficiente el olor a sexo y, por si fuera poco, ya llevaba un minuto (1) de retraso; sutilmente la hizo vestir para sacarla del departamento (2), la acompañó cortésmente hasta la puerta pero ella se detuvo, él siguió su mirada (3), en el suelo, saliendo de la puerta del ropero, una mancha que fácilmente podía juzgarse de ser sangre. El fulgor que desprendía lo había hipnotizado (4), realmente era sangre, ¿había sido la puta para tratar de incriminarlo en algo? De pronto, sintió como si la cabeza le fuera a estallar, habían pasado ya cinco minutos de retrazo, era inaceptable, ella preguntaba qué sería eso, se paró (6), estiró la mano al picaporte y después… todo negro. Ahora él tenía dos charcos de sangre que limpiar, había perdido siete minutos para hacerlo, pero con los veintitrés restantes eran más que suficiente.

viernes, 1 de agosto de 2008

Y seguimos con lo de la libertad

Con esto termino mi reflexión sobre la libertad, si alguien llega a leer esta cosa, le agradecería me enviara un comentario y me dijera en qué la cagué, y cualquier cosa, ya sé que al principio dije que sería un blog de muchas cosas, pero parece que nadie se unió, ahora pues lo haré de vez en cuando, poniendo diversas cosas para distraerlos. --->Desde hace mucho tiempo la psicología nos ha ayudado a descubrir a esos nuevos dioses, que a mí en lo personal me ha hecho dudar de la cuestión de la libertad. La hipnosis por ejemplo; si alguien hipnotiza alguien y le hace creer que quiere, por decir algo, comer un helado de fresa, y después le da la orden de no recordar que le dijeron eso, la persona va a defender que él o ella quiere un helado de fresa porque así lo quería, no porque alguien se lo haya dicho, la sugestión colectiva funciona básicamente igual. Unos amigos incluso lo dicen más o menos así: la sociedad no ha impuesto ciertas condiciones socialmente aceptadas, que casi casi son una obligación, casarte, tener hijos, una casa, un auto, dinero, es más, en algunos casos, ha llegado el punto en el que se dice que debes de tener cierto carro, cierta casa en cierto lugar, casarte con cierta persona, estudiar cierta carrera, etc. Y yo me seguiría preguntando si ¿las cosas son realmente así, o deben de ser así? ¿Hasta que punto estudio la carrera x porque yo quiero estudiarla y hasta qué punto porque alguien de mi familia la estudio, o porque alguien dijo que eso debía de estudiar? ¿Hasta qué punto hago x cosa porque yo la quiero hacer? En mi clase de ética, decía la profesora, que incluso en nuestro código genético está toda nuestra información (y eso no sólo lo dice mi profesora) física; nuestra muerte natural, y nuestra tendencia a las enfermedades, ahí existe un ligero chispazo de libertad (no es nuestra, pero es libertad, al menos por el momento parece) que posiblemente pronto desaparecerá en cuanto se lleguen a avances con la eugenesia, pero esa libertad, sólo es un campo más en el que el azar es el regidor. Sinceramente yo sigo sin creer en esa timadora de la libertad como tal, es una libertad aparente, si indagamos bien, encontraremos la mayoría de los causales de nuestro comportamiento, eso para confirmarlo basta que se le pregunte a un psicólogo, sin embargo, aún queda un punto más que decía mi profesora, y es el “porque sí” nuestro código genético se combina de tal manera porque sí, para mí eso sigue siendo un atisbo de dónde se puedan aferrar los idealistas a ese punto, yo sigo diciendo que si sabemos que uno más uno es igual a dos es porque conocemos lodos los valores, pero si A más dos es igual a 4 podemos asumir que el resultado de la incógnita es dos, pero y sí fuera A más B más uno es igual a cinco, o no sé, un sinfín de ecuaciones más. Lo que quiero dar a entender es que si conocemos las causas es fácil, saber el resultado, si tenemos incógnitas, no. Antes a los que escuchaban voces se les llamaba profetas o poseídos, ahora son esquizofrénicos, eso no ha cambiado, seguimos igual, ese Dios que les hablaba a los profetas, es el porque sí de mi maestra, esa causa desconocida, pero causa al fin, no conocemos todo en este universo, por lo tanto no podemos saber las causas totales de los comportamientos o de esa ilusoria libertad, posiblemente dentro de algún tiempo logremos identificar dónde exactamente reside esa libertad, al igual que se logró definir en dónde se originaba el que alguien tuviera el color de cabello negro o café. Aún falta mucho es obvio, contestar el porqué se crea el lenguaje como tal, o algunas muestras de cultura, en un lado y porqué otras en otro, no necesariamente serán cosa de libertad sino de esas causas desconocidas, que muchos nos podrían decir que esto nos deja en un “eterno retorno” en el que todo es cíclico, y hasta cierto punto puede que así sea, pero al combinar dos cosas diferentes da una tercera, y esa tercera siempre será nueva, una nueva opción para “tomar”. Sí, sé lo caótico que esto puede resultar, el hecho de asumir que nada es nuestra culpa y que todo es por esa causa desconocida, o ese dios, o el azar, pero nunca por nosotros, nos deslindaría por completo de nuestras acciones, no existiría responsabilidad alguna, lo sé, pero dentro de nuestra libertad ilusoria, la posibilidad de que con todas la limitantes externas conocidas, podamos tomar una decisión conciente para seguir retroalimentando la idea de la libertad. Como decía Sartre: “estamos condenados a ser libres” pero en la condena no hay opción, dentro de nuestra no-opción está nuestra opción, somos seres eróticos y duales, no tomamos decisiones, sólo hay factores más fuertes que otros que nos hacen actuar de una u otra forma, y cuando esos factores entran en un nivel igual de fuerza frente a otro que es contrario al primero (o entre varios), es cuando nos vienen los conflictos existenciales, las culpas, los cargos de conciencia, etc. ¿Qué factores son los desconocidos o por qué su diferente valor o fuerza? Pido a quién lo sepa que me lo diga para entenderlo mejor.

Libertad

Sin embargo a raíz de este suceso en mi mente sigo pensando sobre lo que es la libertad; ya en la clase de ética teníamos esa discusión, y es que como bien dice Nietzsche en uno de sus libros (El viajero y su sombra Nietzsche, F. W.) la libertad es una ilusión inventada por las clases dominantes, porque el peón no puede tener libre albedrío. Bueno era algo así, la estoy parafraseando, tal vez después la corrija y la ponga como es, pero a lo mientras, no queda mucho por hacer, no se ha dado una respuesta concluyente al enigma de la libertad, Sartre con una de sus famosas frases trata de decir sobre el asunto “Estamos condenados a ser libres”, ¿realmente es así? Quiénes estamos condenados a ser libres; los seres humanos en diversas culturas y a través del tiempo han llegado a conclusiones completamente opuestas a las de el existencialista francés, en todas ellas se ha hablado del destino, la moira, el fathum, etc. Ideas posiblemente no son iguales pero sí con una similitud considerable, hasta en la religión católica al menos está el concepto de “Dios quiera” o el “ojalá” que también significa lo mismo. A lo largo de la historia y de las culturas, vemos cosas similares, que posiblemente no sean más que unos mitos, pero que sin duda, alguna intuición al respecto nos dicen sobre la libertad, o en su defecto por lo menos la idea que se tenía en ese lugar y tiempo determinado. Por ejemplo, en casi todas las culturas encontramos las mancias, técnicas empleadas para el esclarecimiento del destino (así es, ahí puse la palabra “destino”) o la suerte, las runas, el tarot, la quiromancia, el café, el cigarro, hepatomancia, las señales, los presagios, los sueños clarividentes, las profecías, el i ching, los oráculos, etc. Todas mancias de alguna u otra manera, intentos por esclarecer el destino de alguien o de algunos, a mí en lo personal, me llaman la atención éstas cosas, de las cuales creo hasta cierta parte en ellas, pero no por que sean adivinatorias en sí, sino por cuestiones algo diferentes que quizá algún día comentaré. Cuestiones como las anteriormente mencionadas a mi entender dan señal de que existe algo que nos controla; es cierto que ya no estamos en la época antigua, pero por ejemplo, en mi país existe infinidad de gente que sigue creyendo esto, y que dicen que el destino y leen diariamente en el periódico su horóscopo, y que todo es si Dios quiere, hasta existe un refrán popular que dice: “uno pone, Dios dispone, llega el diablo y todo lo descompone”, o la clásica frase de “que tengas suerte” el azar es sólo una fuerza más de la que nos gobierna, o talvez una forma más de llamar a esa fuerza externa que nos rige. En la antigüedad los dioses, en las religiones politeístas, eran la voluntad del hombre, y sólo los héroes, posiblemente no todos, eran los únicos capaces de desafiar su moira como lo hizo Ulises (Odisea). En la actualidad, los dioses no han desaparecido, sólo han cambiado, cosas como la publicidad y la mercadotecnia son las que rigen la voluntad de los seres humanos, las grandes corporativas capaces de contratar gente estudiosa de estas actividades son las que en gran medida controlan la voluntad de las personas, ya sea a través de televisión o radio, cine, publicaciones periódicas, espectaculares, carteles en el subterráneo, en la ropa, etc. Es cierto, nada de esto es nuevo para casi nadie, anteriormente no sé cómo era la libertad, o en qué se diferenciaba de ahora, sin embargo estoy seguro que ella es la capacidad de elegir, siempre ha sido aparente esta decisión al elegir, nuestras elecciones se basan únicamente en la relación de conceptos sobre algún objeto en cuestión frente a otro concepto en cuestión, posiblemente lo que llamamos como libertad, sólo sea un mecanismo natural para evitar un colapso en nuestro cerebro al no saber qué hacer, pero todas nuestras elecciones tienen una base en el aprendizaje de las cosas cotidianas y la relaciones que se dan de ellas. Diariamente elegimos, pero… ¿realmente elijo yo, o elije alguien más? Posiblemente quien menos elija sea yo o mejor dicho, sea uno mismo, en otras palabras, ¿lo que quiero, es lo que realmente quiero o es lo que alguien me hizo creer que yo quería?

Regresando a escribir

Estaba hablando hace unos momentos con una amiga con la que quería, y se cerró en su punto de vista. El motivo de nuestra pequeña discusión era el de las creencias, que el simple hecho de creer o no creer en algo lo hacía verdadero o falso a la realidad. Sinceramente le dije que… bueno por ahí como que no me dan ganas de empezar, comenzaré narrando el suceso desde el principio:

Estábamos hablando acerca de la soledad y de que probablemente lo mío era el terminar quedándome solo, solito y sin nadie a mí lado (bueno casi), y ella mencionó que no lo creía posible pues yo era un romántico empedernido que estaba completamente enamorado y sobre todo enamorado de las chicas, cosa que sinceramente no se los voy a negar y que de hecho en estos momentos les diré que sí, estoy enamorado de una chica, y que de todas formas me siguen gustando muchas más, pero ninguna me mueve el tapete como ella lo hace, y que como le decía: que me soporte a tal grado pues... pero eso no era lo que estaba diciendo cuando discutía con mi amiga (si es que a eso se le llamaba discusión). Comentaba que sí era un poeta loco, enamorado, y le dije que para que sonara más cursi todavía, le agregara que estoy enamorado de la vida y de la muerte en general. Honestamente podría pensar que eso la abrumó un poco ya que me rebatió con que por culpa de personas como yo las ninfas se habían perdido, por cualquier criatura humana o mitológica que les quería quitar su magia y libertad. Del comentario dicho empezamos a debatir un poco sobre la libertad, que para mí en muchos sentidos (o hasta podría ser en todos) es una ilusión aparente, pero es tan complicado el tema que quedé diciendo que era una puta conceptual más, de las más manoseadas de hecho, ya que hay innumerables factores que interfieren, e incluso mencionaba que para mí esa era una concepción muy al estilo de “uno de los males de la caja de Pandora” como lo es la esperanza (es que digo, ¿cómo es posible que alguien diga que la esperanza es algo bueno? –es decir, que te lleva a la autoafirmación- cuando el méndigo mito dice que en esa caja estaban todos los males del hombre; o sea, si uno más uno es igual a dos, entonces, caja contenedora de males más esperanza dentro de la caja, es igual a, esperanza como mal); pero bueno, entonces mencionaba que la libertad sólo existe (por el momento, para mí y hasta donde sé) como concepto, no hay más. Y estoy de acuerdo hasta cierta manera en la contestación que ella me dio: “si así es para ti, pues es verdad para ti” admito que en ocasiones yo también estoy de acuerdo en ese tipo de cosas, como por ejemplo que el tono de blanco que es para cada uno lo es para cada uno, es decir, el homo-mensura de Protágoras pero para las cosas sensibles, mas eso no significa que exista ahí un blanco en discordia, de hecho el problema del homo-mensura queda más y mejor explicado por Platón en su diálogo de Teeteto; aunque independientemente de eso yo le mencionaba que era imposible, y pese a la burrada que pude haber dicho y sobre la cual aún no caigo en conciencia, me dispongo a mencionar cuál fue: le decía que por ejemplo ella puede no creer en una bala y que no por ese motivo, no significa que puedo llegar a darle unos plomazos y no matarla, sólo por el hecho de que ella no crea en las balas, pero ella decía que sí, entonces recurrí a un ejemplo más, mencionando la explosión atómica contra el pueblo japonés durante el final de la Segunda Guerra Mundial; el que ellos no conocieran esas bombas no los salvó de que se murieran.

Estoy consciente de que en el último ejemplo estoy dando por hecho que a=b es decir, que el no creer en algo es similar o mejor dicho igual a no conocer algo, y obviamente eso no es posible, pero pondré otro ejemplo para mis lectores desconocidos, yo por el simple hecho de creer que no moriré (físicamente y clínicamente hablando, ya que habrá algún listillo que dirá pues puedes volverte una leyenda, un héroe, o ser un escritor reconocido y no morirás nunca… o alguna tontería por el estilo), no significa que no estire la pata algún día; o por creer que puedo respirar bajo el agua, podré hacerlo (me refiero a eso, en el caso de cualquier persona promedio y no mutada, con branquias o algo parecido) o N ejemplos parecidos. Estoy más a favor de creer que puedes lograr algo (sensato) y trabajar para conseguirlo, o tener mucha suerte o algo, es más hasta como los locos esos de la película “el secreto” les creo más posibilidades que las de mi amiga (o conocida como diría ella). Por el momento lo único que puedo decir es que le agradezco que con su actitud y contestaciones, me ayudara para regresar a escribir.