Bienvenido

Hola a todos los lectores fantasmas; anteriormente este blog estaba dedicado a otros fines, pero a sabiendas de que una vez lanzado el proyecto nadie colaboró, y todo se fue llenando de cosas personales, entonces he cambiado la bienvenida. Ahora ago una explícita invitación: a la lectura de mis desgracias literarias, que a uno que otro han gustado y, de igual manera a la colaboración por medio de cometarios sobre las burradas que puedo poner.

Sin más que decir, les deseo que estén bien a todos, y que distribuyan el link si les ha gustado lo que encuentran aquí

miércoles, 13 de agosto de 2008

Sandra y Érica parte 4

-¿Te depilas o eres lampiña? –dijo la sobrina mientras señalaba la entrepierna de su tía. -Antes me depilaba, ahora me rasuro, es más práctico, sobretodo porque me da flojera conseguir las banditas depiladoras. -Ah… y… ¿crees que podrías ayudarme a hacerlo? Es que me da miedo que me vaya a cortar o algo ¿Sí podrías o tiene algo de malo? –y todo esto lo decía con tal naturalidad como pena e inocencia. -Por supuesto que te ayudo, no veo que tenga nada de malo. Así la más joven se acercó a su tía y, a punto de llegar resbaló dándose un fuerte sentón. Sandra se acercó para auxiliarla y levantarle; preguntó por el estado de la mujercita, ella mencionó que le dolía una de las nalgas, y sentía un ligero ardor. La tía le indicó que se inclinara apoyándose en el fregadero de concreto y piedras de colores, para evitar así un nuevo desliz mientras echaba un vistazo. Apenada, escuchó de Sandra que se trataba únicamente de un ligero raspón; cuando estaba a punto de enderezarse, sintió un fugaz roce, seguido del chasquido obvio de un beso en la zona afectada, y una nalgadita; el acto la encendió demasiado, pero de todas formas no dejó ver a la tía la reacción que ésta le había provocado con el travieso ósculo. Voltearon una cubeta para que Érica pudiera sentarse, haciendo así más cómoda la afeitada. Empezó con un recorte del vello con unas tijeras, acto seguido, enjabonó el área con mucho cuidado, y de forma dulce, la tía despojó de los hilos castaño claro a su sobrina. Al finalizar, entre la ingle y el labio derecho, la huella de una ligera cortadita se hizo ver delatado por un poco de sangre; la mayor enjuagó a la pequeña mientras sutilmente jugaba con su vulva, pero la sangre aunque poca seguía saliendo. Lo que pasó después tomó por sorpresa a Érica, nunca se lo hubiera imaginado… Sin previo aviso Sandra se acercó a la zona en cuestión y tiernamente depositó sus labios entreabiertos para aprisionar la herida; al igual como si fuera una cortada en el dedo, succionó la sangre… mientras jugueteaba con su lengua en el área –todo sin mover los labios del lugar-; la mujercita se estremeció de placer, se humedeció más rápido que nunca antes y no pudo evitar que furtivamente se le escaparan silenciosos gemidos. La tía notó la excitación de la sobrina, percibió el aroma proveniente de los líquidos que se escabullían involuntariamente por la pequeña herida de placer que nunca cerrará…; mas tan de improvisto como había cercado los labios, también los retiró. -Parece que no sangra. Ahora a terminar con el baño que si no, nos quedaremos sin desayunar –y con una calurosa sonrisa continúo como si nada-. Así siguieron las cosas, como si nada, la ocasión no se volvió a repetir, la pequeña estaba desconcertada, el día de la ducha pareciera que su tía la deseaba, que se encontraba a punto de conseguirle, pero ahora, todo era como siempre, en ocasiones intentaba seducirla sutilmente mientras dormía, frotaba sus genitales en la pierna de ésta o viceversa, otras veces, hundía la cara en sus senos, pero siempre sin respuesta por parte de la mayor. Lo que Érica no sabía es que debido a ella, Sandra se cambiaba diariamente de ropa interior incluso si no se había bañado, o que cuando se duchaba era espiada y usada como objeto de masturbación, de la misma forma que ella lo hacía con su tía. Uno de tantos días casi al finalizar el periodo vacacional, Sandra no estaba, había salido de fiesta; para pasar el rato Érica miraba una película en la que una escena para adultos entre dos mujeres, la comenzaba poner cariñosa y, justo en el momento más candente la lluvia había hecho que se fuera la luz. Se sintió frustrada por la abrupta interrupción, pero inmediatamente se gestó la idea de masturbarse, no siempre tenía tan buena oportunidad pues en las noches era usual que su tía o su abuela estuvieran presentes; el tardarse en demasía en el baño podía delatarla, y ahora que hubo descubierto el placer de autosatisfacerse, no despreciaba cualquier oportunidad que tuviera; era demasiado temprano para que llegara Sandra, y si la abuela entraba a la habitación no podría descubrirle con semejante oscuridad. Así que se preparó, metióse bajo las cobijas… deslizó una mano por su rostro descubriendo partes más erógenas que otras, bajó por su cuello...

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