Bienvenido

Hola a todos los lectores fantasmas; anteriormente este blog estaba dedicado a otros fines, pero a sabiendas de que una vez lanzado el proyecto nadie colaboró, y todo se fue llenando de cosas personales, entonces he cambiado la bienvenida. Ahora ago una explícita invitación: a la lectura de mis desgracias literarias, que a uno que otro han gustado y, de igual manera a la colaboración por medio de cometarios sobre las burradas que puedo poner.

Sin más que decir, les deseo que estén bien a todos, y que distribuyan el link si les ha gustado lo que encuentran aquí

viernes, 8 de agosto de 2008

Sandra y Érica parte 1

Y ahí estaba Érica, la pequeña mujer de 15, Érica la de los extraños ojos joviales entre café y miel, la de los rubios sedosos, de sonrisa coqueta, la de figura bien definida pese a su edad, la pequeña tierna de la familia que disfrutaba de las vacaciones en casa de su abuela. Érica había llegado con su abuela dos semanas atrás, con la intención de descansar un poco. Había terminado la secundaria y ahora comenzaría a ir a la preparatoria, básicamente era la niña perfecta, siempre bien portada, siempre obediente, es más, ni siquiera le habían descubierto un novio pese a su juvenil belleza. Lo que más le gustaba a ella era la vieja tradición de pasar tiempo con su tía, iba cada vez que podía con su abuela para poder ver a Sandra, con quien la pasaba de maravilla desde que tenía memoria, a veces los fines de semana Sandra (de 24 años) llegaba ya entrada la noche por haberse ido de fiesta con sus amigos; a Érica no le importaba, generalmente cuando eso ocurría, Sandra la movía ligeramente de su cama para hacerse un espacio y le besaba de forma afectuosa la frente, se cobijaba y dormía abrazándola, ¡qué sensación tan reconfortante! Érica no tenía hermanos ni hermanas y al estar con su tía era como llenar el hueco que dejaba la falta de estos. En una de las tantas ocasiones en las que Sandra llegó de noche, lo había hecho con una amiga, así que le pidió a la sobrina se cambiara de lugar, de la cama al sillón del cuarto, para que se pudieran acostar su amiga, tanto era su sueño que cuando reaccionó unos minutos después no recordaba cómo había pasado de un lugar al otro, ni le importaba, estaba atenta… escuchando la respiración agitada de alguien en la cama, el inconfundible chasquido de los labios húmedos, pequeños gemidos, cautivantes suspiros. Aunque todos la consideraban una niña ingenua, en realidad estaba lo bastante grande como para saber lo que pasaba, pero para lo que no estaba preparada era para la reacción de su cuerpo, instintivamente se envolvió con sus propias manos en caricias resignadas, los roces con las yemas de sus dedos le producían un estremecimiento eléctrico desconocido para ella, en el abdomen tenía la extraña sensación similar a la del vértigo, el cosquilleo extraño de la excitación. Con los ojos cerrados imaginaba a su tía con quién sea que estuviera… se imaginaba con ella, sus dedos jugaban en sus labios y en su lengua, surcando lentamente su cuello, sus lindos pechos, jugando con sus rosas pezones los cuales se encontraban erectos, empezó a pellizcarlos poco a poco… aumentaba la fuerza y la velocidad; con la mano entera apretaba cada uno de sus senos… los estrujaba. Sin pensarlo y por error al rozar su vulva, comenzó a tocar su clítoris, sus otros labios, la sensación era maravillosa, era indescriptible el placer contenido durante todo ese tiempo, empezaba a acrecentarse, como si durante todo eso, la sensación hubiera estado inmóvil y retenida, pero al tocarse ésta comenzaba a ser liberada y a crecer; el pecho se le agitaba de forma violenta, la garganta estaba secándosele, no podía controlar sus gemidos, sus violentas exhaladas de aire (aaahhh!). Dejándose llevar encontró una forma de obtener más placer, deslizó un dedo en su húmeda vagina, sin resistencia alguna lo metía y lo sacaba, primero lentamente, luego más rápido (aaaahhhhh!), cada vez más rápido; dos dedos (AAHHH!), no podía controlarse sabía que la podría escuchar su tía pero no le importaba, su cuerpo estaba extasiado, y de repente cuando creyó que no podría más, algo dentro de ella estalló… contracciones, agitación, las descargas, todo aminoraba. Después del destello, su cuerpo quedó inerte, extasiado, sólo había éxtasis, se sentía más liviana que nunca, más relajada, tanto, que durmió intensamente. Al día siguiente la despertó su tía (pasaba por mucho de las doce), en el aire flotaba un aroma peculiar, se talló los ojos y descubrió que en sus manos también, sabía que se había sonrojado y, esperaba que su tía no se diera cuenta… al parecer no, ella sólo la observaba con una pequeña sonrisa, después de haberle dicho que era una floja, pues ya era tarde. Repentinamente se percató, en esos momentos Sandra estaba vestida con una blusa sin mangas de color blanco, no llevaba nada abajo, se lograba trasparentar sus pezones, más pequeños que los de Érica, pero un poco más oscuros, el cuerpo de Sandra era muy sensual, sus nalgas no eran en extremo grandes pero estaban bastante firmes y, se veían muy excitantes asomándose por debajo del pequeño short que usaba para dormir, su delgada cintura, sus senos no tan chicos pero bien formados, sus brazos ligeros ligeramente marcados, sus piernas torneadas, macizas; era muy bella, también la primera vez que la sobrina se daba cuenta de ello, le gustaba mucho, le atraía demasiado, incluso comenzó a sentir cómo se mojaba poco a poco, su entrepierna, mientras veía a su tía hacer la cama e inclinarse para acomodar las cobijas. Tuvo que hacer un esfuerzo casi sobre humano para evitar tocarse frente a ella, y más fue su mérito por contenerse una vez que Sandra la abrazaba, sentía sus pezones bastante duros frotándole, y su pelvis acercándose a la base de su espalda (pues la tía era un poco más alta que la sobrina)…

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